Un ataque significativo no solo daña las operaciones de una organización, sino también la reputación de la empresa entre los clientes y la comunidad y, además, puede tener ramificaciones legales. Todo influye en el coste general del ataque, incluidas la rapidez de respuesta del equipo de seguridad y la forma de comunicar sobre el ataque por parte de los ejecutivos. En caliente, existe el riesgo de que las personas tomen decisiones precipitadas guiadas por el miedo que acaben perjudicando a la organización.
La respuesta a un incidente requiere que un equipo colabore de forma eficiente y eficaz para eliminar la amenaza y cumplir con los requisitos normativos. Es fácil ponerse nervioso y actuar de forma errónea en estas situaciones de elevado estrés, así que es imperativo desarrollar un plan de respuesta a incidentes. El plan define roles y responsabilidades e incluye los pasos necesarios para resolver y documentar un incidente y comunicarlo de forma adecuada.
Un plan bien concebido informa a las personas sobre qué deberían hacer en cada fase de un ataque para que no tengan que improvisar. Tras el ataque, si el público tiene preguntas, la organización podrá exponer exactamente cómo respondió al ataque y tranquilizar a los clientes de que se tomó el incidente en serio e implementó los pasos necesarios para prevenir un resultado peor.
Pasos de la Respuesta a Incidentes cibernéticos
La preparación es la diferencia entre el caos y una contención rápida incluso antes de un ataque. Esta fase no solo implica tener un plan escrito, sino asegurar que el personal, los equipos, herramientas y procesos estén listos para actuar bajo presión.
Un incidente cibernético puede empezar como una simple anomalía antes de convertirse en una crisis. La identificación temprana es clave para minimizar daños, pero requiere vigilancia activa y protocolos claros.
No detectar un ataque a tiempo puede causar daños exponenciales. La identificación oportuna es clave para reducir el tiempo de permanencia.
¿Cómo Reconocer un Ciberataque en Progreso?
Cuando se detecta un ciberataque, actuar rápido para limitar el daño es crucial. La contención busca “aislar el virus” antes de que infecte toda la red. Pero ojo: hay que equilibrar velocidad con precisión para no paralizar operaciones innecesariamente.
La fase de contención se puede clasificar en corta y larga duración.
Se debe eliminar la causa raíz. Se podría decir que la contención solo “pone un parche” temporal; pero la erradicación es donde se elimina definitivamente la amenaza de tu red. Aquí no basta con desconectar el equipo infectado: hay que cazar y destruir todo rastro del atacante, desde malware hasta puertas traseras ocultas.
La erradicación debe ser liderada por analistas experimentados. Debe estar respaldada por investigaciones forenses y análisis de causa raíz (RCA) para garantizar que no queden riesgos residuales.
Una erradicación efectiva implica lo siguiente:
En esta etapa los errores más grandes son confiar en la frase “reiniciar y listo”, ya que el malware puede regenerarse desde el firmware o discos ocultos. No auditar sistemas relacionados, por ejemplo, si atacaron un servidor, revisar todos los que se conectaban a él. Y nunca se debe ignorar el eslabón humano.
Una vez erradicada la amenaza, el enfoque se centra en restablecer los sistemas afectados de forma segura y controlada. La recuperación debe ser gradual y metódica; apresurarse en esta fase puede provocar la reintroducción de la amenaza.
La comunicación no es solo “informar del problema”, sino gestionar el mensaje con precisión para proteger la reputación, cumplir con regulaciones y mantener la confianza de clientes, empleados y socios.
Hay varias áreas a las que se debe comunicar lo sucedido, ya que todos pueden llegar a ser involucrados en la cadena de ataque o sus repercusiones. La comunicación interna para notificar a empleados con instrucciones claras, evita la desinformación y el pánico. Se debe hacer una comunicación externa a clientes/proveedores sin alarmar, comunicando con empatía, algo que incluso puede ayudar a gestionar mejor la percepción y a proteger su reputación durante un ciberataque. Y finalmente debe haber comunicación regulatoria con las autoridades pertinentes y cumplir con las obligaciones legales y éticas notificando a las autoridades de protección de datos a tiempo.
Un consejo en esta etapa es el de usar un portavoz designado, para evitar mensajes contradictorios.
Conclusiones
En un mundo donde los ciberataques son inevitables, lo que define el éxito de una organización no es si una institución sufre un incidente o no, sino cómo esta responde ante él. Los 6 puntos del manejo de incidentes—desde la preparación hasta la comunicación—no son solo un protocolo, sino un ciclo continuo de mejora.
La verdadera capacidad de ciberseguridad de una empresa no se mide por evitar todo riesgo, que resulta casi imposible en la era digital, sino por la capacidad de aprender, adaptarse y fortalecerse tras cada crisis. Invertir en planes probados, equipos entrenados y tecnologías actualizadas no es un gasto, sino un seguro para la continuidad del negocio.